Disciplina China

viernes, 19 de marzo de 2010

TU CORAZÓN EN EL ÉXTASIS DE LAS TINIEBLAS

tu corazón en el éxtasis de las tinieblasTU CORAZON EN EL EXTASIS DE LAS TINIEBLAS

Como quien necesita el agua para beber así necesitas de los cuidados de mis manos en tu cuerpo, el aliento de mi boca y las palabras que pronuncio con mis labios aunque no las oigas pero las sientes profundamente en el fondo de tu espíritu para confiar en el camino que conduce al encuentro donde estoy esperándote sin ser lejano ni distante y tú mostrándote rebelde iconoclasta, sin creerme y sin fe pero creo que tu arrepentimiento curó la falta al volver a mi dominio.

El sentido de tu vida llama a tu alma de sumisa y en ese camino de oscuridad sientes el vacío cuando sola en tu habitación sentada en un rincón te deslizas por los senderos de tu imaginación y tu corazón ardiente de pasión escribe en la soledad la angustia que te mata por dentro y quisieras quebrar la vergüenza fría para no sentirte vacía y no esconder tu secreto de sumisa. Pero eres débil y tu vuelo es sencillo de abatir y sientes la necesidad de darte pero no tienes fuerzas para entregarte ya que los miedos invaden tu alma. Vives encarcelada y quieres escapar y quieres ser eterna con palabras para poder luchar y así sentir el volar de tu libertad y romper el miedo que te da la sumisión para no llorar en silencio con lágrimas de cristal sufriendo por tu sueño roto que se desvanece en tus manos.

Mi mirada confía en ti, te inundas en ella y nadas a través de mis ojos, sientes algo por mí y abrazas la ausencia que te doy y te dejo cada vez que coincidimos en la red rompiendo la ventana que se abre de cables y adsl para encontrarme y verme a mí. Me buscas en tu interior, te reconfortas conmigo viajando a bordo de Mis letras poblando tu alma de sumisa complaciendo a tu pequeña alma fervorosa que veo y sé entender. Soñarás que te trazo un camino hacia una cima en una montaña para que me llames y no sientas la ansiedad ni el miedo y así saciarte con mis palabras la sed que tienes cuando no me encuentras pero estoy cerca de ti porque no quiero ni dejarte ni abandonarte ni que te encuentres sola pues como buen pastor te buscaré y me encontrarás en mis noches y tardes; aquellas que te hacen seguir viva por mí para ser el dueño de tu ser y de tu corazón dominando tu mente. Vendré una noche con su silencio y con su encanto, te dejarás guiar con mis palabras, cerrarás los ojos y caerás desmayada pero cuando despiertes a media noche pensarás en mí como el hijo de un Dios aunque no creas en él.

Mis palabras se enredarán en tu pelo soltado descaradamente al viento y, sin tu poder impedirlo, me meteré en tus entrañas y allí anidaré y sabré de ti escuchándote, apagando tu silencio, saciándote y dándote libertad destrozando las cenizas de la desesperación que inunda tu alma persiguiendo tu fracaso y haré realidad los recuerdos y añoranzas ofreciéndote el firmamento de los cielos. Cientos de cosas notarás cuando cierres los ojos adentrándome en tu corazón notando como mis manos te desnudan en la madrugada sintiéndote por mi arropada con la confianza protegida y abrazada por mi vida. No quiero que tu deseo de sumisa pase a ser tu sueño y se muera en tu recuerdo ni que pasen los días con la melancolía de no llenar tu alma ni que el tiempo llevara la tristeza del otoño y su lluvia te inundara y te ahogara en la nostalgia de la angustia, mientras la ansiedad de tu corazón no te deje respirar.

Espero que las mariposas que siente tu estómago cuando hablamos no se pierdan ni tu corazón deje de palpitar cuando me sientas lo que te escribo y nuestras almas estén unidas y nuestros corazones salten de alegría donde tú eres mi mitad siendo yo la tuya. Me gustaría ser tu tutor y el Señor que administrara tus pasos y que vieras el camino con la luz que te guía, te marco y te trazo con mi faro con la confianza que necesitas para que no te sientas una oveja ni descarriada ni desamparada ni muchos menos extraviada en este mundo de la D/s. Para ello tendrás que tener confianza en mí sobre todo en los días que serán oscuros o nublados donde te bajaré a los infiernos para elevarte a mi reino de los cielos sin dejarte de mi lado notando el calor de mi mano en ese camino que es mi senda infinita con el delicado cariño y el tacto exquisito que tengo tanto en los buenos como en los malos momentos para que cuando te sientas asfixiada o salgas corriendo en busca de aire porque soy el aire que respiras y necesitas para que después bebas de mis manos con la seguridad de que el agua no se escapa entre mis dedos.

En tus noches dormirás con la esperanza de ser yo tu ilusión y vendrás a mí con tus ansias de vivir tu sumisión y me necesitarás tanto que si despiertas y no me encuentras allí, a tu lado, maldecirás y morirás porque notarás que estoy ausente de ti. Me esperarás recordándome y esperarás mi regreso como si me hubiera llevado tu corazón porque tu libertad es mi dominio y tu eternidad no es verdad si no te haces mía, ni eres parte de mi piel, agua de mi ser, y complemento de mi vida.

La luz de mi dominación alumbrará el secreto de tu silencio cuando veas atardecer y luego al anochecer se irán tus miedos porque conmigo tu mañana amanecerá con sol sin lastimarte el corazón y querrás ser mía y entregarme entera tu vida.

Abrazarás tu almohada como si tuviera mi esencia y notarás el calor de mi ausencia en ese abrazo que desearás retener y guardar con tu fuego y mi dominación para que nunca me aleje de ti deseando que esté cerca para tocarte, acariciarte y renacer en ti los suspiros que te excitaron conmigo, soldarlos a ti para no querer olvidarlos.

Seré tu refugio y el espejo donde reflejar tu ser con mi luz que te alumbrará sin fallar y si te faltara podrías enloquecer porque sin mí no verás el día ni existirás y tu vivir será un estúpido ideal, vivir conmigo es algo más, si te fundes en mí porque soy tu dominación, soy un ciclón que te puedo destrozar si no me encuentras al despertar con la confianza que me darás que cerrarás tus ojos y vivirás en mis manos y tu cuerpo desnudo en la cama, que no dice nada, deseará las señales de mis marcas, el collar con mis iniciales {Rey} y tus ojos vendados desearán a tu corazón en el éxtasis de las tinieblas.

{Rey}

viernes, 19 de febrero de 2010

MI CASACA CHINA

mi casaca china MI CASACA CHINA

Hace años cuando me sumergí en la cultura china como filosofía me confeccioné una casaca a mi gusto y semejanza pero sin los colores tan vistosos y llamativos que tanto gustan a los chinos, por eso elegí una tela más discreta según mi personalidad pero sin renunciar a la calidad de un brocado de seda de damasco, según una reproducción del S.XVIII. Luego averigüé que estas prendas carecían de lo que aquí, en occidente, llamamos botones exceptuando cuando pertenecían a alguien de la corte así distinguiéndose de los demás por su clase y estilo.

El último emperador chino perteneció a la dinastía Qing pero sólo reinó hasta los seis años de edad porque la monarquía china se abolió en el año 1912 con el establecimiento de la República China. No obstante, Su Majestad el Emperador retuvo su título imperial y sus privilegios en la Ciudad Prohibida hasta el año 1924 cuando la República China lo expulsó de la corte.

La Ciudad Prohibida es el centro de Pekín y su nombre original procede de su coincidencia astral con la Estrella Polar. Su extensión era y es comparable a un municipio donde sus cientos de edificios albergaban al personal de la corte, funcionarios, seguridad y, entre otros, a más de 1200 esclavos que sometidos con una incisión en el escroto les extirpaban los testículos convirtiéndolos así en eunucos castrados y diezmados, esto es, azotados uno de cada diez. Los soldados verdugos en imponer el castigo eran amenazados por los oficiales con recibir los mismos latigazos si no eran contundentes con la disciplina. Un cuenco con doce piedras se iba vaciando a medida que cada vez restallaba el látigo en la espalda del reo.

Existía una zona de protección privada donde Su Majestad tenía hordas de más de 300 concubinas que tenían que estar dispuestas a complacer con sumisión al monarca. Al igual que a un Amo, llamar por su nombre de pila a un Emperador, tocarlo o dirigirse a él levantando la mirada era algo totalmente inaceptable así como considerado como una falta de respeto. Desde pequeñas a las concubinas se les imponía el vendaje de los pies para que así no crecieran siendo esto una prueba de belleza llamándolos “lotos de oro” y también un fetiche erótico para los chinos y más tarde esa misma adoración ofrecérsela al monarca lavándole los pies con cuidado y delicadeza para adorarlos, besándolos y lamiéndolos como preludio a las fantasías sexuales o gustos de Su Majestad.

La concubina que se negaba o era rebelde insumisa y no se sometía a los placeres del monarca era apartada y reprendida verbalmente, insultada mientras el oficial de mando escupía al suelo al mismo tiempo que le gritaba y la maltrataba psicológicamente. Si la concubina no deponía su actitud era desnudada con violencia y obligada a arrodillarse para recibir su castigo que según su rebeldía podía ir desde torturarla con cosquillas, afeitarle la cabeza o azotarla con una vara elástica no muy fina obligando a las demás compañeras a presenciar el castigo levantando la vista y siendo testigo del escarmiento amenazándolas de seguir el mismo ejemplo. Dichas sanciones eran impuestas de forma precisa y técnica para no dejar marcas en el cuerpo de la concubina como así lo exigía el Emperador. Durante el ciclo que duraba el periodo de las concubinas eran retiradas de todo contacto con el monarca y demás sirvientes de palacio a una zona de respeto donde no podía entrar ningún hombre bajo severo castigo, el cual desconozco.

Nadie podía entrar ni salir de palacio sin el consentimiento del Emperador ya que la “Ciudad amurallada” era un fortín de lujos y riquezas sin medida cuando en el exterior la escasez y el hambre se palpaba, por eso los eunucos provocaban incendios para evadir y robar objetos y enseres que una vez ocultos vendían al mejor postor. Muchos de esos objetos están escondidos ya que no existía, por aquel entonces, inventarios ni registros internos de la riqueza de la Ciudad Prohibida y hoy son vendidos a cuenta gotas a través de mafias de anticuarios chinos.

La última dinastía Qing provenía de Manchuria y allí los mandarines se diferenciaban por los colores de las telas de sus trajes regionales cualidad que los emperadores trasladaron al vestuario de sus casacas con sus botones que eran fabricados de distintos tipos de marfil, tallados a mano y pintados a plumín cuyas letras y detalles son apreciables a vista de lince realizados por auténticos artesanos.
Gran parte de mi sueldo mermó de forma considerable al adquirir esos botones provenientes de uno de los saqueos de la Ciudad Prohibida y aunque sería gratuito y aleatorio decir que estuvieron en poder de algún Emperador chino, se puede afirmar que, al menos, pertenecieron a algún miembro de la corte de la dinastía Qing, siendo, si no, casi centenarios y por ello cobran calidad de antigüedad.

Las letras chinas en el cuello significan “Educación y Disciplina” y fueron bordadas así como cosidos los botones en mi casaca por la orden religiosa “Las Siervas de Jesús” con el exquisito mimo y delicado cuidado que precisaba el valor de la prenda bajo mi voluntad económica entregada en un sobre.

Debajo de mi casaca china atraviesa desde mi pecho hasta mi espalda una catana justo en el centro de mi corazón pero no sangro y cuando encuentre a mi amada sumisa osará darme un abrazo pero no será ni reprendida ni azotada por ello porque me cederá y concederá su voluntad para ser su Amo y dueño y si por mi virtud y honor de {Rey} la traiciono o decepciono sólo ella podrá extraerme la catana del corazón, empezaré a sangrar y moriré convirtiéndome en El Mandarín Maravilloso, ballet del mismo nombre.

Hay una leyenda china que dice, se cree y cuenta que dos personas están unidas por un hilo invisible de color rojo y por muy lejos que estén el destino acaba uniendo porque el amor y la Dominación/sumisión no entiende ni de distancias ni de fronteras marcadas por el ritmo de dos corazones y un mismo latir entre Amo y sumisa.

El último Emperador murió como “Señor Puyi” en el año 1967 aunque después de su destierro y luego su muerte muchos le conferían el “Título de Reinado” mientras mi alma estaba preparando la actual reencarnación...
Desde aquí estas humildes palabras y reconocimiento acompañado de la más solemne reverencia: Su Majestad Xuantong.

{Rey}

viernes, 22 de enero de 2010

DOMA Y CASTIGO (III)

doma y castigo DOMA Y CASTIGO (III)

Doma y Castigo es el tercer nivel de la Disciplina China.

Con este nivel se cierra la Disciplina China pero también, a la vez, deja abierta la puerta a multitud de aventuras y encuentros de la D/s, donde la sumisa experimentará y se adentrará en nuevos caminos que la lleven a otros horizontes guiada por su Amo explorando con otros ojos hasta dónde es capaz de entregarse su sumisa.

El espíritu de la Doma es el bondage chino que no es otro que atar a la sumisa sintiéndose sometida y que comprenda por ella misma que su sumisión conduce a la perfección como mujer entregada. En este nivel se empezará por utilizar un bondage muy sencillo con elementos de sujeción fáciles para ir subiendo lentamente y acabar sujetando a la sumisa con cuerdas que la obliguen. Para ello se debe tener a la sumisa desnuda, sólo provista de sus zapatos –por aquello que no se contagie con el frío del suelo-, y se podrá empezar atándola con unas medias no pantys, o con unas vendas o unas corbatas en sus muñecas y en sus tobillos inmovilizándola en una cama o una silla. Este tipo de bondage deja libertad a la sumisa que aunque se siente dominada tiene cierta capacidad de movimiento y de libertad lo que si acompañamos a no vendarle los ojos le dará todavía más confianza en sí misma y en esa perseguida entrega que complazca también al Amo. Todo esto propiciará que podamos seguir sometiéndola más adelante utilizando dos rollos de film trasparente de cocina para momificarla desde sus tobillos hasta su cabeza, dejando libres su sexo, trasero y pechos así como una abertura en su nariz para que pueda respirar.

No quisiera olvidarme de hacer con frialdad un examen interior para conocer y saber de la sumisa porque es fácil que esté comprometida o tenga cónyuge o bien sea época estival donde las blusas, faldas o sandalias puedan delatar las marcas de las cuerdas con las consiguientes preguntas incómodas. Si vamos a sujetar a la sumisa hasta inmovilizarla siempre he optado por hacer esto con especial tacto y cierto cariño por eso he preferido vendar las zonas más visibles con anterioridad como son sus brazos, antebrazos, piernas y sus muslos antes de atarla con cuerdas. Con esto se logra que la sangre tenga facilidad de recircular y así ayudado de la poca tensión y fuerza ejercida con las cuerdas no dejan marca en la piel con moratones amarillos. Es también preferible utilizar cuerdas de escalar o de algodón –aunque tengan fecha de caducidad lo omitiremos para este menester-, mejor que las cuerdas tradicionales cuyo tacto es más áspero a la fina piel de la sumisa. No olvidemos que el sexo de la mujer es la extensión de su piel y podemos jugar con el bondage chino, cera y alguna fusta o flagelo para mezclar la Doma y elevar este momento de D/s inolvidable. Todas estas inmovilizaciones sí no son muy severas e implacables se les puede añadir el dolor constante y uniforme de unas pinzas preferiblemente de poca tensión en el muelle pues se trata de que la sumisa soporte el dolor y espire quejidos y lamentos para su Doma poniéndolas en partes sensibles como sus pechos, sus pezones o los labios de su sexo. Después recibirá su consolación dándole un masaje con nuestros dedos sobre las zonas sometidas sintiendo el Amo el gesto de alivio de su sumisa.

La Doma irá conjuntada y engrandecida con el Castigo del flagelo llamado disciplina. Es verdad que el Amo tiene el deber de y el haber de, tanto de instruir como de guiar, y a veces hay que acometer acciones a disgusto o en contra de la voluntad dejando al margen sentimientos para ganarse el respeto, virtud y honor en favor de las lágrimas desconsoladas y lloros amargos de la sumisa y dando así poder al proverbio chino:”Podrás olvidar con quien reíste pero jamás olvidarás con quien lloraste”. En esta senda de Castigo donde habrá que sancionar a la sumisa para corregirla y reconducirla siendo esta parte la más delicada pero que mejor deba tratar el Amo por el dolor directo que ejercita sin olvidar que de no hacerlo habrá un miedo a perder a la sumisa si ésta no se siente llenada o dominada, de igual manera que si a la sumisa se le traza un camino hacia una cumbre y ella pone o restringe su educación con límites, barreras o trabas estará por delante y encima del mismo Amo sin que éste se dé cuenta. Para esta lección de Castigo empezaremos dando confianza a la sumisa en sí misma reprendiéndola con la mano o alguna prenda de nuestro vestuario como es el cinto siguiendo esa misma prolongación de la mano para azotar con la fusta o el látigo. El cinturón de cuero al ser elástico y ancho, su dolor es más soportable y la sumisa aprende la lección más por el ruido que hace en su piel que por la marca que deja. La fusta utilizada en hípica es muy rígida y por lo tanto menos dúctil y es mejor una fusta flexible que por el ruido y la marca dejada localizada sirva para adoctrinar igual que el látigo corto sin que la ira ni el rencor influyan al Amo, utilizando estas disciplinas con frialdad y midiendo la fuerza y contundencia de los azotes porque es mejor una corrección y perfección que un escarmiento pues la entrega de la sumisa no está en torturarla sin sentido, sino en que ese mismo instinto implore clemencia, compasión, piedad y suplique misericordia para el perdón de su faltas. Recordemos que el sonido adoctrina con el restallar de la tralla en el suelo e igual que la sumisión de la sumisa arrodillada delante del Amo ofrecida a su suerte para ser flagelada es merecedora de saber azotarla con precisión y técnica dejándole marcas que muestren con orgullo el sello de su Amo pero sin dejar necesariamente desgarros en su piel con las consiguientes cicatrices. Es necesario y aconsejable combinar en el Castigo el tacto del Amo con la parte del cuerpo azotada para que así la sumisa sienta como de ella esa caricia que sale de nuestras manos dándole confianza y fidelidad en su entrega. Extender aloe vera de forma circular con una compresa esterilizada caliente con cierto mimo supondrá para el Amo que la sumisa se sienta relajada y tranquilizada.

Saber tratar todo esto en partes iguales de cariño, severidad, sensibilidad y dureza puede conllevar la unión sexual con el Amo aunque el sexo no es una finalidad sino una consecuencia de la D/s y a diferencia de la disciplina inglesa que se basa en castigo y excesivo spanking y la disciplina alemana que veja, humilla y utiliza a la sumisa denigrándolas como mujer primero y como mujer sumisa después, la Disciplina China traza un camino que ilumina el Amo y que a base de paciencia y confianza hace que la sumisa entregue su ser para complacer y ser complacida donde el placer del dolor se funde con la levitación de su alma y donde la adoración del Señor consiste en llevar a la sumisa al purgatorio del mismísimo infierno para elevarla a la gloria de los cielos. Al final de la oscura mazmorra hay una resplandeciente luz celeste que es el principio y final del universo donde está el reino de los cielos.

{Rey}

viernes, 15 de enero de 2010

EDUCACIÓN Y DISCIPLINA (II)





educación y disciplinaEDUCACIÓN Y DISCIPLINA (II)

Educación y Disciplina es el segundo nivel de la Disciplina China.

En la D/s existen unos patrones o cánones que la sumisa ha de seguir con Educación aportando su entrega y decisión para su Disciplina. Estos patrones o cánones no son otros que normas que se imponen como lógica de la buena Educación y que son admitidos por la sumisa desde su Iniciación y Aprendizaje hasta alcanzar el nivel deseado, nivel que previamente hay que pactar con el Amo para no sobrepasar la barrera de las reglas preestablecidas de normas y pactos, conforme a los gustos y deseos que no vayan en contra ni perjudiquen o menoscaben la integridad ni ningún factor psicológico o moral ni que atenten contra la salud física ni mental de la sumisa. Todo esto se tiene que ejercitar dentro del marco del entendimiento y creando siempre un clima adecuado que se obtiene sólo y exclusivamente cuando la relación entre los dos une miradas que hablan telepáticamente de lo que quiere uno y desea el otro: Es como una química entre ambos difícil de expresar.

Una sumisa que lo es o tiene alma de sumisa y quiere llegar a serlo en una escala u otra de niveles tiene que admitir unas normas como protocolo que es una Educación para dirigirse al Señor de usted y con educación e incluso si lo tiene que interrumpir mientras se le adoctrina sabrá utilizar la disculpa anticipada ante su palabra o si durante la conversación se tiene que ausentar o al despedirse pedirá permiso tácito al Señor y nunca perderá esa sumisión ni Educación. Si hubiera el caso que la sumisa fuera agredida verbalmente por un falso Señor tendrá un amplio abanico extenso de respuestas que evidencien al Dom pero nunca ponerse a la altura de los insultos por que duelen más las palabras con su sintaxis que las ofensas y así ella nunca perderá ni su conducta ni su Educación y puesto que la sumisa es la que acepta al Amo -siendo así su reflejo-, deberá ser la que dé ejemplo de ser y saber estar y esa misma Educación tendrá que utilizar el Señor que oposite a ser su Amo.

Cuando la sumisa está siendo iniciada tiene que ponerse seguido de su nic {}lo cual significa para otros Amos que está siendo iniciada y más tarde debe ponerse el nombre del amo aceptado, {Rey}, para que otros Amos no la molesten teniendo esto la categoría de collar donde la sumisa tiene Educación y ha sido iniciada con Disciplina.

Una vez que la Educación sea la adecuada el siguiente paso es la Disciplina en la cual la sumisa empezará a conocer el dolor con la entrega de saciarse a sí misma dándose a su Señor Amo. En esta sesión su maquillaje será de tonos suaves o pasteles nunca ocres ni con brillos, su pelo será liso sin mechas, ondulaciones ni extensiones pues el pelo tiene mucha carga sexual y el aroma de su colonia será fresca nunca con fuerza de un perfume que puede provocar el sexo del Amo. Mostrarse o insinuarse en contra de estas normas podrá ser interpretado como osadía y cuya falta será reprendida con severidad por atentar contra la Disciplina llegando, incluso, a ser azotada por insumisa y osada. La única ropa que llevará será la de su piel desnuda, o sea, depilada siendo así es una mujer entregada y sumisa aunque prefiero que su sexo no esté totalmente rasurado - al menos hasta ser sometida con cera-, pero sí la parte anexa a sus labios superiores e inferiores. De esta forma dará ese primer paso y nada mejor que andar para su Señor. Primero lo hará descalza siguiendo una línea trazada en el suelo con cinta adhesiva manteniendo la cabeza erguida y la mirada puesta en el horizonte sin perder el rumbo, para más tarde repetir ese mismo ejercicio pero de puntillas, sin perder el equilibrio, pero vendándole los pies entre el puente y el empeine y colocando un huevo fresco en cada uno de sus talones con esparadrapo hasta que ella misma sienta el cansancio y el dolor sin descansar sus pies notando el peso de su cuerpo. En ese mismo camino tendrá que saber después andar con zapatos de tacón empezando con poca altura para seguir con tacones de 10 y 12 cm sin plataforma. Para que la sumisa no se halle habituada a sus zapatos normales o sus más exclusivos es preferible que el Amo la sorprenda en esta sesión regalándole unos zapatos. Si la sumisa tiene un número pequeño el pie prácticamente no descansa con el tacón alto y fino –no piramidal-, y sumado todo esto, al sentirse elevada con otro tacto y comodidad, se comprobará su verdadero dominio de saber andar con tacones a lo que acompañarán una medias preferiblemente rasas de un solo color, siendo el negro el color por excelencia. El secreto para mantener el paso sobre la cinta adhesiva y mantenerse erguida es saber controlar la respiración con el diafragma para dar el paso firme sin temblar los tobillos con la técnica de tacón-punta. Se reprenderá la preponderancia de la ignorancia de la sumisa premiando la humildad de su esfuerzo aunque los pasos acompasados a ritmo de metrónomo tienen que ser marcados en la piel por la Disciplina para corregir las equivocaciones. Para sancionar estas faltas empezaremos con la mano o con su extensión como puede ser el habitual cinturón y siempre los azotes serán localizados o bien en el trasero o en la parte anterior de los muslos que es donde más grasa se concentra.

La Disciplina es el poder del sacrificio que la sumisa siente también con el calor del fuego mediante la cera líquida vertida en su cuerpo que da un placer del dolor con el cual la sumisa se entrega en silencio con sus gemidos, suspiros o bien sean sus sollozos cómplices de su sumisión. La cera con un punto de fusión a baja temperatura se solidifica en la piel en dos segundos -jugando con la altura-,y es ideal que sea de color rojo para que al quitarla con precisión con la fusta y se confunda el color en la piel del calor con la marca del dolor. Hay un cierto encanto mágico en ayudar a desprender esa cera del trasero y los muslos de la sumisa con la técnica del azote descendente corto y exacto con la lengüeta de la fusta. También la cera será sometida en su espalda terminada en su trasero, en sus pechos con la sensibilidad de sus pezones, o incluso entreabrirle los labios superiores de su sexo para acertar en su clítoris ya que una gota en esta parte tan sensible excita y eleva el placer de la sumisa antes de que reciba el premio de poderse masturbar por haber aprobado esta lección. Si se combinan distintos colores de cera el resultado visual es asombroso.

Hacer que la barrera del dolor se una con el placer siendo la línea del equilibrio emocional de la sumisa en este nivel de Educación y Disciplina será el principio de esa entrega futura que ella se complacerá en darse y dar y si se logra consiguiendo trazar ese camino para que se sienta identificada y saciada en cuerpo y alma su capacidad de entrega se abrirá en un amplio abanico de posibilidades siendo este purgatorio de la redención de sus errores.

{Rey}

viernes, 8 de enero de 2010

INICIACIÓN Y APRENDIZAJE (I)

iniciación y aprendizaje INICIACIÓN Y APRENDIZAJE (I)

Iniciación y Aprendizaje es el primer nivel de la Disciplina China.

A una sumisa hay que darle el valor y la devoción que necesita para que se sienta importante y en este aspecto el Señor mostrará su candidatura y credenciales para que ella decida por sus palabras, gestos e intenciones convertir al Señor más adecuado en Amo ya que es la sumisa la que tiene el poder para ello, desconfiando de quien le solicite cosas personales como fotos, web cam, msn o móvil porque a una sumisa hay que ganársela y para ello trabajarla día a día con sus miedos, lagunas, dudas y dificultades.

Ser sumisa no significa ser débil ni tener falta ni de carácter ni de personalidad sino que se siente en la necesidad de complacer a la sumisa que lleva dentro y tiene que saciar de manera egoísta pensando en ella egocéntricamente. Al igual que el Señor, convertido en Amo, se complace y se complementa con la sumisa siendo ésta la otra mitad de su cuerpo, la que está en su lado izquierdo que aparte de tener un brazo y una pierna con sus extremidades también tiene el corazón que late y que hará sentir los sentimientos por ella porque los gemidos, sollozos, quejidos y lamentos son pronunciados por la sumisa pero así mismo son sentidos por el Amo por eso hay un miedo secreto a perderla.

El Señor formará los cimientos para ser su Tutor y Amo y forjará a la sumisa a su imagen y semejanza para así ser el uno el reflejo del otro dejándose aconsejar mediante la palabra, pues si sabe leer sabrá escuchar y si sabe escuchar podrán hablar llegando esas palabras al fondo del ser y del espíritu de la sumisa siendo la esencia de la palabra la paciencia.

Saber “ser” y saber “estar” como sumisa en estos primeros momentos es importante y aparte del trato y el tratamiento al Señor de usted si la unión entre Amo-sumisa no existe y no se funde con la confianza siendo la esencia de la D/s. Sin esas dos esencias, paciencia y confianza, la relación no funciona e incluso el desastre en forma de fracaso está más que asegurado.

El Señor es un Pastor que traza, marca y guía con la luz de su faro el camino para que la sumisa no se descarríe ni se extravíe y velará, por lo tanto, para que no falte aceite en el candil y que la llama siga viva preocupándose por las necesidades de la sumisa y complaciéndose él también de ello. En ese camino la sinceridad es fundamental para que la sumisa se fíe y así se abra en cuerpo y alma para entregarse en la medida que puede dar ella de sí misma. Es normal que el ímpetu y las ganas de complacerse generen en la sumisa un hormigueo originado en su interior que recorre todo su cuerpo y es fácil y lógico que tenga ganas de satisfacerse en ese tacto tan delicado como sensual donde sus suspiros secretos alcanzan el éxtasis sexual del placer y donde sus orgasmos deben de estar guiados por el permiso de su Señor Amo. También es verdad que reprimir la espontaneidad de la líbido natural que la sumisa siente y confiesa es censurar la confianza de la D/s y luego se tarda mucho tiempo y cuesta gran trabajo recuperar esa confianza porque la relación entre Amo-sumisa se vuelve fría y distante con la consiguiente desconfianza que puede acabar en ruptura entre ambos.

Iniciar de forma correcta, precisa, técnica y exacta sin palabras sentimentales ni románticas puede tender a enfriar la relación y esto puede acarrear que la sumisa se presente con carácter rebelde, quizá por no sentirse llenada o entendida y esa rebeldía sólo trae insurrección que lleva inherente una insolencia y vulgaridad la cual de no ser disciplinada sigue como consecuencia el insulto y el desprecio tan ilógico como absurdo, lejos, muy lejos, de cualquier conducta o doctrina filosófica relacionada con la Disciplina China, pero más que ser reprendida tiene que ser el sentido común y ver por sí misma que tal actitud no lleva por ningún camino a ningún sitio. También es verdad que la falta cometida por ignorancia exime de la culpa por el desconocimiento previo y, pues, el daño inconsciente no debe de ser punible ni mucho menos castigado y más si la sumisa rectifica porque la disculpa cura la sanción del castigo.

Todo esto puede ser debido a varios factores pero quizás el más importante sea la falta de experiencia que la sumisa quiere suplir con el rápido aprendizaje de una aventajada alumna y conlleva que dicho interés acarree faltas tan inaceptadas como imprecisas en D/s pero para corregir esto, una vez más, tendrá que ser guiada y dejarse hacer tantas veces como ella necesite con la paciencia añadida de su Señor Amo. Sin embargo en ese camino trazado, de entrega hacia el Amo y de complacencia hacia ella misma, habrá momentos de desolación y desesperanzas, de soledades y angustias cuando la sumisa tenga que enfrentarse a su verdadera entrega exigida y ordenada por el Amo para el placer de serle obedecido siendo sometida a base de cera, atada con cuerdas diversas y castigada con disciplinas como flagelos, fustas o látigos lo que cultivará miedos, trabas y ambigüedades para dar el primer paso de sumisa huyendo, quizás, hacia el abandono por la sombra del fracaso si ella no se siente protegida y confiada con una fe ciega en su Señor Amo.

Hacer y crear en la sumisa un método de Iniciación y Aprendizaje hacia la D/s en que el orden y el camino correcto van por la misma vía como doctrina es vital ya que si una sumisa no complace no sirve y si no sirve no vale porque una mujer que no se entrega en cuerpo y alma con todos sus sentidos no siente verdaderamente la complacencia de darse y recibir al mismo tiempo porque la medida de la Disciplina China es entregarse sin medida.

{Rey}

viernes, 18 de diciembre de 2009

EL SECRETO DE PETER PAN

el secreto de peter pan EL SECRETO DE PETER PAN

Una mañana cualquiera después de levantarme y rezar los cultos religiosos en latín, me dispuse a desayunar y tomar fuerzas para el nuevo día. En la cocina me esperaba, como era habitual, mi inseparable taza de leche con imágenes grabadas de Peter Pan y Campanilla. A veces pienso que de niño fui un sucedáneo de Peter Pan aunque no salí de la factoría Disney porque con los años comprendí que la genialidad era repartida por Dios con tacañería y para eso hay que tener una serie de cualidades que yo, en algunos aspectos, nunca tuve.

Sin embargo Walt Disney le dijo a Salvador Dalí que él era español y por aquello de “Buscad y hallareis; llamad y se os abrirá la puerta” supe que su verdadero nombre era D. José Guirao Zamora nacido en Mojácar (Almería) aunque hay cosas que es mejor no saberlas. Si bien es verdad que si el mago de Cadaqués hubiera puesto en mis dedos los personajes animados del genio americano yo sería el mejor pianista después de Glenn Gould que, por cierto, tampoco se llamaba así.

Mi mente pensaba en qué hice con el Peter Pan que guardaba y que ahora era adulto cuando, de momento, una fuerte luz acompañada de un fogonazo salió de mi taza de leche dejando en el ambiente un polvo suspendido. Esparcí con mis manos el aire hasta que se disiparon las estelas de las cuales emergió Campanilla que con su vuelo moscardón molestó el espacio vital que me rodeaba para mi tranquilidad.

-.Basta! Márchate de aquí! Sólo haces que interrumpirme! –le recriminé.
Ella sin hacerme caso, y todo lo contrario a mis órdenes, empezó a reírse de mí y de mis palabras y entonces quise cogerla y amarrarla entre mis manos pero aquella muñequita se escapaba entre mis dedos elevándose en el aire y suspendiéndose en él ayudada por sus alas.
-.Tu sumisa ideal no existe, desiste, no la encontrarás! –gritó evadiéndose fácilmente de mi.

Quise abofetearla pero mis manos sólo alcanzaban a golpear el aire inútilmente. Su rebeldía hacía presentarse ante mí de forma insolente y vulgar que me sentía impotente de reprenderla y sancionarla como se merecía y como mi virtud y honor ejerce de {Rey}. Calmó mi ansía una estela del cometa que volaba apareciendo Peter Pan: Mi ángel de la guarda, que redujo su tamaño a imagen y semejanza de Campanilla.

-.Majestad! Majestad! –gritó mi nombre queriéndome ayudar para sancionar a Campanilla. Ésta, al verlo, empezó a huir pavorida y asustada pero Peter Pan la alcanzó inmune a sus polvos de hadas. Tenía que ser castigada bajo las acusaciones de insubordinación y descaro hacia mí y para ello cogió Peter Pan cuatro cuerdas metálicas de mi piano con las cuales ató las muñecas y tobillos de Campanilla. Ella estaba sujeta sobre mi piano y las cuerdas tensaban sus extremidades mientras gritaba angustiosa su bondage pero su fuerza era contrarrestada por sus ligaduras y su ansia por escapar dejaba en su piel la marca de las cuerdas llegando casi a desgarrar su piel por lo que sus gritos se hicieron más agudos condenada a la esclavitud de su dominio; todo ello engrandecido por el poder de esas cuerdas.

Desgarró, entonces, Peter Pan su ropa dejándola desnuda y advirtiendo yo sus pechos adolescentes, duros, firmes y tiesos, observando que el vello púbico de su sexo delataba la virginidad de su pureza como si se tratara de una chica de dieciocho años de edad con su cuerpo y espalda desnuda a merced de su verdugo alimentando la duda si poseerla y amarla o complacerse y azotarla.

Encendí una vela roja para iluminar el acto y que sirvió para que su cera ardiente la derramara Peter Pan por la espalda y el trasero de Campanilla mientras los ecos de sus gemidos se hicieron lamentos cuando sentía la temperatura de la cera cada segundo que se solidificaba en su cuerpo sometiéndose a la doctrina de la Disciplina China. El color de la cera roja magnifica el acontecimiento de la dominación y le da al momento un valor especial ya que luego se confunde su color con el dejado en la piel por los azotes y esa confusión crea el encanto de poder llevar a la sumisa hasta el mismísimo infierno para elevarla, luego, al reino de los cielos.

Peter Pan se quitó su cinturón, lo blandió en el aire y el chasquido agudo terminó en la espalda de Campanilla y su grito en el aire firmó el lamento que sale del alma de un ángel a medida que mi silencio contaba los azotes y veía que aquellos flagelos coloraban la piel y marcaban su espalda y su trasero dejando en su cuerpo el sello cruzado de las marcas de la D/s. Al décimo azote el cuerpo de Campanilla ya estaba magullado y ella estaba llorando amargamente. Me sentí identificado con aquel placer de dominación pero también con el dolor del castigo que disciplinaba su rebeldía y creí desmesurado seguir con aquella dulce pena. Violentamente paré con mi mano el brazo ejecutor de Peter Pan diciéndole enérgicamente:
-.Basta! Ya vale! Es suficiente!

Una mirada de rabia, como de insatisfacción por no haber acabado el trabajo, me lanzó Peter Pan pero al ver mi seriedad no pronunció un reproche. Desaté a Campanilla que estaba temblando no sé si del frío que traspasó su cuerpo o de la amargura de verse desolada. En ese momento Peter Pan se inundó en el instante y se cloroformó del morbo de dominar a Campanilla que violentamente la sujetó por sus manos inmovilizándola con su fuerza masculina.

El ardor de su lengua fue directamente a tocar sus pechos firmes donde sus labios mordisquearon la areola de sus pezones que se excitaron y recorrió sus formas redondeadas concéntricas para caer por el canal de su pecho hasta llegar al sexo virgen de Campanilla donde, allí, su monte de venus abría la imaginación a nuevos placeres, sumida en su sumisión por estar escarmentada de haber sido conmigo indisciplinada. Peter Pan estaba muy excitado y su sexo erecto delataba las ganas de beberse la piel adolescente del virgo de aquel ángel de mujer que era Campanilla. Su erección trazó el camino por los labios del sexo de Campanilla y antes de entreabrir aquella fruta prohibida del deseo, golpeó el clítoris con su pene para estimularle el placer hasta que la sintió húmeda y mojada con su dominio.

Una mirada de complicidad afirmó mis ojos testigos del momento a la cual Peter Pan asintió introdujendo su pene depilado en el sexo cerrado de Campanilla. Sus ojos me miraban deseando estar dentro de ella mientras yo aprobaba el acto con celos. Un leve gemido en forma de susurro salió de los labios de Campanilla y el grito del placer que no pudo reprimir silenció su virginidad y su secreto mejor guardado lo entregó a Peter Pan convertido en su Dómino siendo esclava de su Señor y Amo.

La vela roja que iluminaba toda la escena tenía cera lista para ser vertida, mi piano fue el escenario de tal solemne acontecimiento, mientras mis ojos tácitos y cómplices eran testigos de aquel dolor del cinturón de flagelo convertido en llanto y reencarnado en el placer del sexo desvirgado con la magia de Peter Pan siendo por siempre jamás su íntimo secreto. El mismo encanto que envuelve mis palabras contiene esa magia y ese polvo de hadas que lleva Peter Pan con el mismo secreto que es también el mío.

{Rey}

viernes, 11 de diciembre de 2009

EL BROCHE DE ALADINO

el broche de aladino
EL BROCHE DE ALADINO

La habitación número 217 de un famoso hotel de cuatro estrellas de la ciudad donde vivo fue convertida, esporádicamente, durante un tiempo en mi mazmorra. Dicha habitación lindaba al fondo del pasillo y cuyas ventanas daban a un extenso patio manzana de esos que pensaba que los lamentos y quejidos de Helena, mi sumisa, no eran trasladados por la indiscreción del viento. Sin embargo nuestras visitas al hotel eran ya conocidas y con el tiempo nos hicimos habituales hasta el punto que el personal interno sabía nuestros gustos reservados en la siempre misma habitación testigo de nuestros encuentros.

Un día avisaron al hotel que llegaría el jeque Al-Nayim de un emirato árabe para hospedarse una noche. El revuelo que se originó en el hotel fue grandioso desde el chef averiguando los manjares orientales más indicados; el jefe de las habitaciones lupa en mano tras los detalles de la mejor suite y el director ensayando las reverencias acordes pese a su barrigón y lumbago. Cuando llegó el momento estaba ya todo preparado y dicho personaje llegó al hotel en su limusina -de esas que no pasan discretas precisamente-, acompañado de todo un séquito de personal tanto de seguridad como de sirvientes y cuatro mujeres según la tradición árabe. Todas las habitaciones de una planta entera fueron destinadas para la ocupación de sirvientes y odaliscas a excepción de la suite principal para Al-Nayim. A todo el personal del hotel se le prohibió permanecer en la quinta planta así como guardar las distancias en las zonas comunes junto a ellos.

Cuando el día llegó a su fin, la noche embrujó con su magia y después de las oraciones en dirección a la Meca, el jeque tuvo ganas de otros apetitos esta vez más terrenales. Entonces sonó el teléfono de recepción del hotel con la voz del secretario del jeque ordenando buscar a una chica rubia y que además fuera sumisa en el arte de la D/s. El hotel poseía un catálogo interno con fotos y teléfonos de srtas de compañía de alto estanding, pero ninguna de ellas ponía en su curriculum “sumisa”. Entonces al recepcionista del hotel se le ocurrió llamarme y mi teléfono sonó casi de la madrugada, requiriéndome el favor de mi sumisa por el compromiso del momento y, quizás, una cuantiosa propina ofrecida por el jeque.

Siempre traté y he tratado a mi sumisa con devoción y respeto y aún siendo Señor, fue ella la quien me concedió ser su Tutor en la Iniciación y Aprendizaje para más tarde convertirme en el Amo de su Educación y Disciplina llegando así a ser su dueño. Por eso Helena siempre fue la mitad izquierda de mi cuerpo que aparte de tener mi mano y mi pie, con todas las extremidades, también tenía mi corazón: Un único latir y sentimiento de los dos. Era celoso egoísta con lo que tenía y ansiaba pues no quería compartir, ni mucho menos exponer, a mi sumisa como un mono de feria. Hablé con Helena con la seguridad de su decisión obligándole, con un gesto, su mirada levantada pero su sumisión consistía también en complacerme ya no sólo en cuerpo y alma sino a la hora de decidir por ella. Asintió con la cabeza y pronunció su voz aquel “gracias Señor Rey” que sonó como el armónico de la nota que sale de mi piano y se suspende en el aire en aquella noche de desolación sin su compañía mientras a Helena la había ofrecido al árabe del petróleo. Durante transcurrió su ausencia recurrí a atar sobre las teclas de mi piano su vacío donde las notas eran como una cadencia del tono de su voz en sol natural que se perdían en el infinito. Mi ansia quiso soldar su sumisión y entrega en la composición que salía de mi cuerpo, se extendía por mis manos y se prolongaba por mis dedos coincidiendo perfectamente con el cuerpo, alma y espíritu de Helena. Los acordes que salían de mi piano enfrentaban y contraponían los soles naturales de su voz con los soles sostenidos –igual que cuando ella me acierta y me yerra-, en el sentido del final de la modalidad del principio de la tonalidad escribiendo así himnos más puros, fluyendo mi música y caminando hacia un mundo virginal espiritual de la D/s, donde su recuerdo estaba a flor de piel evocándola con sentimientos de feliz tristeza por ser mía y de tristeza feliz por darle libertad; pero al acabar mi composición -sin darme cuenta-, estaba tono y medio por debajo de su voz, porque ella no estaba a mi lado. El tacto de su piel era igual que la textura de marfil de las teclas de mi piano en 88 teclas y ocho octavas de do a do que sentía y tocaba su cuerpo como si fuese un compositor.

Cada vez que me siento al piano y trato de recordarla su esencia está ahí para inspirarme como si estuviera atada en y con las cuerdas de mi piano y ese mismo esquema que compongo, entonces coincide, curiosamente, con la “Pavana de Lord Salisbury” del compositor Orlando Gibbons. Una sumisa no es grande sólo por lo que es o concede a un Señor para ser su Amo, sino también por el gran vacío que deja su ausencia.

Cuando Helena regresó de la sesión tenía cara de enojo y, al verla, como la conocía como mi propio ser, no quise preguntarle por la cita en cuestión con el árabe porque imaginé el artículo del Corán que expresa el sometimiento de la mujer con una vara de avellano a razón de su progenitor hasta que éste crea suficiente tenga o no razón el castigo. También pensé que vendría con una cuantiosa propina por aquello que las penas con pan son menos penas pero no fue así. Tan sólo 50 euros del potentado árabe junto con un sucio, feo broche oxidado con unos cristales pegados que al tenerlo en las manos parecía algo atemporal, como rescatado de un cofre viejo.

Introduje mis manos y mis antebrazos en remojo con agua ardiendo; con esta técnica se consigue la dilatación de las manos y los dedos tanto para tocar el piano o para tocar el cuerpo de la sumisa sintiendo ésta el calor de mis manos como suyo propio. En aproximadamente doce minutos el agua recupera la temperatura ambiente, tiempo tal para pensar en mi sumisa ya bien sea para sancionarla o para relajarla. Quise aplacar la ira y la rabia contenida de Helena mientras estaba tumbada, casi desnuda, con tan sólo el tanga que escondía su sexo, a la vez que le aplicaba y le extendía aloe vera dándole un masaje chino por todo su cuerpo con movimientos circulares observando que había sido castigada desde los pies a la cabeza contundentemente pero no de forma severa ya que su piel tan fina hubiera sufrido desgarros con las consiguientes heridas y posteriores cicatrices. Mis dedos extendían suavemente la crema por todo su cuerpo y mi voz pausada con palabras tranquilizadoras trataban de dominar ese carácter rebelde e indomable que en esos momentos era presa Helena. Sentí que la culpa era mía así que pensé motivarla diciéndole que igual aquel broche era un recuerdo de familia o había pertenecido a la madre del jeque pero ni aún así le cambié el gesto de enfado de su cara. Decidí, entonces, darle 50 euros por aquel broche y Helena aceptó gustosa aunque a mí me pareció un precio sobre elevado por aquel adefesio árabe.

Después la mazmorra pasó a ser una habitación del piso donde vivimos casi siete años en 24/7. Donde los suspiros, sollozos, lamentos y quejidos eran del placer del dolor y donde cada marca en su piel llevaba un excesivo tacto y delicadeza producida por una química sentimental y por una simbiosis de entrega difícil de expresar ya que Helena fue educada y disciplinada a mi imagen y semejanza donde saber andar y respirar formaban parte rítmica de mis latidos como Señor, Tutor y Amo; como un diamante en bruto al que tallé y pulí en forma de brillante.

Me quise casar con Helena y tener una familia pero ella estaba pensando en su carrera universitaria ya que era licenciada en empresariales y hablaba tres idiomas. Un puesto laboral de directora contable en una multinacional junto a 2600 euros al mes le esperaban en otra ciudad y decidí por ella dándole libertad. Desde su ausencia ha pasado más de dos años y medio pero su recuerdo sigue vivo en mi como si se hubiera llevado Helena ,quizá, mi prodigiosa mano izquierda y cuando me siento al piano y dibujo una trascripción de lo que siento, me aferro al tiempo pasado en la medida de poder congelarlo y no salir de él, donde Helena y la sumisa que llevaba dentro formaban parte de mi: Dos personas en un mismo ser, sintiendo como si dos estrellas se rozan un segundo en el firmamento y tratan de reencontrarse toda la eternidad en el abismo del infinito de la constelación de su propio nombre: Helena.

El broche en cuestión pasó a formar parte de mis objetos más preciados por el valor sentimental que supuso y cuando lo blandía entre mis manos, a pesar de ser verdaderamente feo, no dejaba por ello de pensar en Helena. Un día por casualidad o por, simplemente, ese capricho del destino que nos pone cosas en nuestro camino y nos da cal o arena y sal o azúcar, pregunté a un amigo joyero gemólogo que me dejó sorprendido cuando me dijo que el broche era de oro con brillantes por valor de más de quince mil euros. Mi verdadero asombro fue cuando comprendí que ese jeque, en verdad, era un auténtico Aladino y aunque Helena me dejó huérfano desde entonces nunca le dije ni una palabra sobre el valor del broche, ¿alguien se lo hubiera dicho?.

{Rey}