Disciplina China

domingo, 1 de enero de 2023

LA CAJA DE LAS MARIPOSAS

 

La caja de las mariposas

MARIPOSA: LAS CICATRICES DEL RECUERDO

 Las cicatrices del pasado no se pueden borrar. Desaparecieron a la vista pero siguen debajo de la piel, en secreto, no visible para nada ni por nadie donde sólo nosotros dos sabemos la marca de nuestra relación. Se queda todo en el fondo sin que nada salga a la luz sin que nadie sepa de esa cicatriz, de todo ese secreto. No es una cicatriz curada y sanada la cual se haya cerrado con el tiempo sino es el testigo de lo que fuimos en aquel momento allí juntos y unidos en la unión de la ilusión de ser y querer ser esos dos cuerpos distintos en uno solo, en una misma cara contemplándose nuestros seres pero juntos en esa misma línea que nos marcó llamada cicatriz.

 Desapareció todo aquello que nos hizo ser y que nos hizo complementarnos en ese mismo ser y en esa misma cicatriz que no fue nunca una herida, sólo el recuerdo de todo aquello en esos momentos y que sólo el tiempo supo y sabe lo que fue nuestra cicatriz hecha por dos seres unidos en cada lado por cada uno de los dos. Esa cicatriz la cerramos como una cremallera y como un pasado reciente inolvidable de las cosas que sentimos los dos tan inexplicables como no entendibles para alguien que no sea nosotros dos. 

 Nadie entiende de cicatrices de un sentimiento que no vive ni siente, ni puede saber por estar ciego de querer sentir. Tampoco se pueden o se podrían entender lejos de ser yo y tú en un mismo ser. Nadie puede entender lo que no sabe ni la ignorancia que es atrevida y que juzga sin saber. Entonces, quedamos nosotros dos solos en esa cicatriz uno a cada lado de esa unión sintiéndonos en esa línea que empezó y terminó como todas las cicatrices en su longitud y profundidad pero la nuestra es tan distinta a todas…Ya no habrá más cicatrices entre nosotros dos como tampoco habrá porqué hacerlas llamándoles sentidos o sentimientos por todo eso, pues aquello secreto quedó dentro en lo profundo de aquella cicatriz como un cofre de diamantes escondido en el fondo del mar.

 Sin embardo los dos llevamos y llevaremos de por vida esa misma cicatriz de ese pasado con ese recuerdo yo de un lado y tú de otro. Nadie podrá saber ni podrá señalarnos de aquello de nosotros dos porque los ojos no sienten sino ven y no conocen si no saben. Nadie podrá ver a través de esa piel la cicatriz que esconde abajo y nadie podrá conocer el verdadero ser y sentir que nos unió esa línea. El recuerdo de esa cicatriz no es más que la marca de lo que fuimos unidos en ese sentir de dos seres tan distintos y separados que se hicieron unidos juntos. Sólo nosotros dos sabemos del valor de lo nuestro cerrando los ojos y volviendo al pasado desde el presente y futuro y desde entonces es todo tan distinto a nuestro alrededor por los años pasados…

 Viviremos el momento de esa cicatriz que la soldamos juntos, como quien vive eternamente y nosotros recordaremos ese momento cada vez que cerrando los ojos volvamos a ese pasado viajando en el recuerdo. Ya no tendremos más cicatrices como segundas partes de nuestro futuro para poder compararla con aquella otra genuina y original del momento en que vivimos y la quisimos construir, hacer y realizar. Ahí quedó todo aquello de nosotros dos soldado y unido por la marca de esa cicatriz y que ahora sólo queda el recuerdo escondido en la memoria que persiste y nos rodea como cuando nos perseguía por unirnos en esa cicatriz única e inolvidable.

 Ahora quedamos los dos en una misma cicatriz pero en dos lados diferentes, como yo y tú como en esos dos polos que se atraen y se funden formando esa unión. Los recuerdos de ese mundo que hicieron que seamos y fuésemos esa cicatriz sólo pueden estar congelados en nuestra mente con la persistencia de la memoria y de estas palabras cuando ya no exista esa memoria y no estemos nosotros para recordarla. Así, ese recuerdo será el silencio de cómo esa unión se hizo cicatriz con el tiempo, en lo más profundo de la piel donde guarda el secreto y el sentido que le dimos, nadie sabrá de cómo fue ni tampoco podrán suponer o juzgar por estas palabras ya que no habrá nadie que haya visto y por lo tanto nadie podrá acusar o afirmar para que nos puedan juzgar el recuerdo de esa cicatriz.

Las cicatrices del recuerdo

MARIPOSA: LAS CADENAS DEL RECUERDO 

 Las cadenas del pasado ya no pesan y son ligeras de llevar. Pesaron en el momento que se llevaron puestas para saber el valor de su collar. Esas cadenas no marcaban la piel en forma recta, como las cuerdas, sino en líneas discontinuas que luego se reunían con los mosquetones para rodear el cuerpo como una tela de araña. Marcas que eran como un camino a seguir en una entrega premeditada en su principio, lo que abrió las puertas a otro mundo más lejano e infinito donde la fe era ciega en ponerlo todo en mis manos. Cuando tú te sentías atada con mis cadenas tu cuerpo formaba parte del mío en la proyección de mis manos, en la longitud de mis cadenas que, sin presionarte, te marcaban la expresión de mi cuerpo en el tuyo.

 Mis manos tensaban esas cadenas y yo notaba como se esculpían las marcas en tu piel, unas tras otras como pasos que te llevaban a la entrega de darme más, con tus ojos abiertos dándote cuenta del valor que en mí tenías para llegar a volar lejos de tu imaginación con los ojos cerrados. Las marcas discontinuas eran los pasos hacia mí como huellas de un camino entre los dos, como los pasos de tus zapatos de tacón, así eran esas marcas en tu piel con los delirios, sin miedo hacia mí y hacia todo lo que te hacía sentir con la magia de mis cadenas. Tu piel emanaba un sudor con tu perfume que se fundía en un fuego que no quemaba y que tu cuerpo absorbía y que, a la vez, era el mío sin tocarlo.

 No duermen las cadenas en el olvido porque son ellas las que dan la libertad de ser y de sentir lo más secreto que nadie puede decir ni sentir y que es tan difícil de escribir…Los caminos se unen en distancias y no existen si las cadenas recuerdan que pueden volver a marcar esos pasados delirios que no se pueden olvidar. Es imposible negar las ataduras con cadenas y sus marcas porque son los sueños y los recuerdos los que vuelven a ese mundo como un boomerang. Crean un escozor en el alma que se extiende aunque nadie lo reconoce si no ha sentido ese momento.

 Se puede cambiar de vida pero lo que entrelazaron a dos seres sólo pueden ser recuerdos imborrables aunque los queramos olvidar porque las marcas siempre estarán en lo escondido de lo secreto donde esas cadenas son el dueño de todo ese sueño vivido. Si en una edad estuvieron las cadenas nunca te abandonarán porque siempre estarán en el camino aunque tú estés distante. La cadenas te cubrían el cuerpo como un vestido que siempre tendrás escondido entre soledad y esperanza y allí siempre estarán esperando otro camino de pasos marcados con latidos del corazón recorriendo tu cuerpo y atándolo. Esas cadenas guardan el sentido que siempre tienen en lo secreto, como lo que calla el silencio con el susurro de ese deseo y sólo pueden ser las cadenas aquellas que atravesaron tu cuerpo en forma cruzada de X para unir el pecho y la espalda en ese camino como bucle e interminable, como una espiral que se desea cuando más se piensa y se entrelaza en la mente.

 Esa cruzada con las cadenas que rodean y sujetan al cuerpo es una encrucijada que no se puede explicar donde expira y muere con las palabras que no definen aquello que las cadenas hacen transmitir y sentir. No hay una temperatura fría del hierro porque la piel cambia con el calor del cuerpo y deja su sentir en la marca desigual que la une sin fin donde aquel sentimiento no se puede olvidar. Es el instante que deja en la retina ese destello en forma de marca que es suficiente para dejarte paralizada a contracorriente de todo sentido anteriormente, pero sujetándolo por esas cadenas sin saber muy bien qué expresan con sentimiento, ni qué decir con esas cadenas que rodean el cuerpo excepto que te llenan la cabeza de recuerdos. Apareciendo y desapareciendo las marcas en el cuerpo inventando el deseo inconsciente y poderse reencontrar en ese tiempo eterno e invulnerable, quizás en un tiempo sólo para congelar ese instante de ese momento que nunca cambiará porque hay momentos e instantes que siempre perduran y se detendrán para congelar lo vivido porque las cadenas sostendrán la unión de esa pasión.

 Sólo las cadenas hacen eternos los sentimientos secretos y callados que resucitan al recordar lo que dejan en la piel con esas marcas discontinuas, como las líneas de una carretera donde hay y existe un destino a donde se quiere llegar paso a paso en la continuidad y persistencia por conseguir hacerse eternos. Sólo el final de la eternidad que sujeta y sostiene el cuerpo y el alma con las cadenas entrecruzadas separando el pecho y la espalda y dividiendo dos mundos diferentes de un hombre alfa y una mujer omega, será dónde se podrá recordar lo vivido con el pensamiento perpetuo en la memoria que pusieron forma a un sentimiento eterno de dos seres en una misma persona.

Las cadenas del recuerdo

MARIPOSA: LOS AMORES DEL RECUERDO

 Los amores del pasado fueron aquellos que unió nuestra pasión. Fueron y son lo que unieron y lo eternamente inolvidable fundidos en una misma pieza de bronce que el tiempo no puede erosionar y ni el aire se puede llevar al más allá de su lugar porque fuimos eternos en ese pasado. Fuimos y somos aunque estamos divididos y separados en un mundo que sólo nos encuentra y nos reencuentra cada vez que uno piensa en el otro. El pensamiento es esa flor de “no me olvides” echada en un mar que vuelve así misma a la orilla en un mundo que guarda ese amor tan nuestro y tan escondido como inexplicado. Si el amor perdura no se termina aunque quedara en un rincón, estará allí callado en un sitio sin saber muy bien, por qué no se olvida ya que el recuerdo solamente lo mantiene vivo. Es esa vida del amor callado, allá en lo secreto, allá en lo escondido donde lo dejamos con tantas cosas por hacer y nuevas por sentir porque el amor en el pasado no crece pero tampoco se marchita mientras se recuerda. Nada muere si se piensa y se recuerda porque lo que queda quedará allí, en la lejanía, pero sin el olvido.

 Tampoco habrá otro amor igual al vivido ni parecido porque todos amores son distintos en la medida  que se ama y se entrega el alma sin medida, porque el amor que vivimos fue sin medida. No puede haber medida o comparación como ese amor de tanto vaciarse y darse por entero, sin preguntarse nada excepto sentir ese viaje hasta el infinito del subspace. Allí se quedó todo desde los instintos hasta los sentimientos, los que pudimos descubrir, los que no y otros que no podemos decir. Tanto por recordar porque se sintió y tanto por guardar como se calló porque fueron amores extraños como extremos, como encontrados en un mismo deseo que no se podrá entender porque vivir de un amor pasado es congelarlo en la mente que antes fue calor de fuego unido en una misma pasión de dos seres unidos para llegar al mismo destino tan diferente y tan lejano como aproximado.

 En la lejanía indescriptible se quedó ese amor sin palabras y con los ojos vendados de la justicia de dos seres dispuestos en ese futuro que juzgará cada uno. Lo que ofrece cada uno es lo que le da al otro y esa es la justicia del amor, si bien hay uno que ama más que otro porque cada uno tiene un diferente sentir, como si fuesen diferentes sentimientos de amor en la medida que damos. En ese sitio y lugar se quedará todo lo dado puesto en un lugar secreto de nuestra mente que nadie podrá saber ni llegar allí para saberlo porque nuestro amor fue diferente a cualquier otro amor, amante y deseo. Ese amor es vivido por dos seres en un espacio de nuestras vidas tan especial y diferente y será el recuerdo que nos hará viajar a ese momento, ya pasado, donde el amor no se clasificó ni se encasilló porque se sintió desde la piel hasta el hondo del alma donde la profundidad de lo sentido no pudo permanecer como la orquídea fugaz en su belleza y permanente en su recuerdo. Todo se termina porque nada es para siempre aunque seamos fugaces, como la vida misma, pero si es de importancia todo permanece en nosotros como el amor verdadero y sentido.

 Nuestro amor se cinceló como una escultura donde se quedará atemporal mujer y tiempo aunque nosotros acabamos la vida, quizás lo que esté unido en esta vida lo estará en la otra para evolucionar como seres en una misma pasión. Será el amor en aquel recuerdo en vida lo que quiera trasladar a la otra vida del más allá donde la pureza de dar es la misma que recibir. Allí se dará todo el amor que falta en esta vida, allí donde no exista nada excepto amar sin que nadie pueda señalarte por amor y entrega de dos seres el uno para el otro. El amor evolucionará con lo que se quedó en la tierra y no pudimos dar y allí, en algún lugar, nos hará libres y unidos en un mismo ser. Ahora no importa el recuerdo del amor ni lo que hizo en nosotros sino que nos reencontrará para fusionarnos juntos.

 Llevaremos el amor en nuestra maleta de cada cual con el pasaporte del recuerdo como algo vivido que no se puede olvidar. No me importa lo que sea de mí en la vida y no me importa otro amor vainilla pasado, lo dejaré todo aquí para esperar ese futuro que condena este presente vacío y habrá que preguntarse qué será de nosotros en este infinito del averno hasta que nos reencontremos o no. Viviremos con todos esos amores proscritos que tapan y esconden aquello que fuimos en secreto que no podemos contar y nos buscaremos como dos estrellas fugaces que se rozan un segundo y se buscan toda la eternidad del abismo del infinito porque no existirá otro amor como el nuestro ni imaginable y sólo nosotros dos sabremos el valor y significado en aquello que fuimos y somos y que sólo nosotros podemos entender en nuestra inmensidad como amplitud, pasión como entrega, fusión como química igual que nuestro amor del recuerdo.

Los amores del recuerdo

MARIPOSA: LAS DISTANCIAS DEL RECUERDO

 Las distancias del recuerdo son las que nos condenan a estar lejos aunque en esa aparente lejanía, que lo es y nos limita, es a la vez para seguir siendo cada uno por separado con otra vida y otro amor sin nada que ver con lo nuestro. Seremos en esa distancia aferrándonos a ese pasado que sólo verá el recuerdo cuando volvamos a recordarnos. El tren no se detuvo en esa estación y la máquina de la vida siguió su camino con otros pasajeros y otros momentos vividos como así es la vida en sus muchas etapas como estaciones de tren. Aquella será la estación del silencio donde no tendrá parada en nuestras vidas por ser pasada y porque ya no somos los mismos y no buscamos aquel encuentro.

 Nos quedamos con lo vivido entre el Autumn Leaves de Bill Evans y My Funny Valentine de Chet Baker que con su música nos dejó sus alas prestadas para volar en el espacio que con su arte nos recreó. Fuimos nosotros quien llenó todo ese espacio con gemidos y susurros entre amor y pasión y de todo aquello nos cuesta tanto decir adiós… Será la distancia de cada lado a la que estaremos condenados como serán los recuerdos que nos acompañarán de por vida en el silencio y vernos de cómo hemos cambiado. Ya nada será lo mismo. Ni la misma pasión transmitida ni aquel suspirar del amor.

 Todo se hará nuevo pero diferente en otra evolución pero ninguno de los dos sabrá del otro, ni cómo le amaron o fue amado en otra relación porque los amores son tan distintos como las relaciones y, en ellos, los amantes. Volverá el amor con otras flores y otros regalos pero serán diferentes. No habrá nada ya que sea igual que nos recuerde porque la distancia marcó la lejanía en donde estamos y así decidimos. Tampoco hay que pensar en ese tiempo de decisión que ahora tenemos como tampoco hay qué pensar en nada de lo que podíamos haber sido, porque el amor ya está perdido en esa distancia con nuestros recuerdos, que estarán allí siempre aguardándonos en esa caja cerrada de dos almas olvidadas en el destino sin poder hacer nada el uno por el otro.

 No resucitaremos por miedo a una segunda parte como tampoco seremos el Ave Fénix que resurgiendo de las cenizas nos eleve al espacio en trance que vivimos en ese momento de nuestras vidas. Decidimos vivir algo único en el tiempo y en los lugares elegidos porque sabíamos que algún día no nos íbamos a ver. Sabía que los cuatro años contaban contrarreloj en nuestras vidas donde yo te quitaba los miedos para no romper el intento mágico de cada encuentro. Sólo el tiempo sabe el antes y la poesía del amor que todo acaba y nada es para siempre en un final que es un nuevo comienzo: Un nuevo camino sin el principio que termina porque fuimos diferentes como nuestro amor.

 Ya las traviesas del tren serán paralelas a nuestras vidas pero divergentes con aquel tiempo donde nuestro secreto nos conoció incluso el paisaje mediterráneo que nos unió guardará el secreto que no puede contar y fue testigo. El paisaje y el tiempo se quedará congelado en nuestras mentes en esos momentos que vivimos todos iguales pero diferentes como las olas del mar a lo lejos, donde nos unió el silencio mirándonos sin decir nada y sin poder escribir nada en la arena excepto un corazón tímido que nos rodeaba. Allí se quedó todo y la brisa borró todo como las despedidas que están llenas de tristeza y melancolía pero marcadas por un gran sentimiento, por eso es tan difícil decir adiós a tanto amor concentrado donde sólo el recuerdo será el renacimiento de aquello vivido secreto.

 Cada día y cada momento vivido se guardará en la mente un sitio ordenado y estará más distante desde lo vivido y sentido por nosotros hasta donde nos quemamos. Fue el fuego que ardió el que descompuso nuestros cuerpos como se borraron las huellas de nuestros pasos en la arena del mar y la brisa se llevó nuestro perfume de Armani. Nada será igual ni nosotros mismos, a ti te revoloteaban las mariposas en tu vientre y a mí el deseo de tenerte. Sólo quedará el paisaje verde y los árboles que se comunican entre ellos para hablar de nuestra despedida y de fondo el sonido mar con la música del adiós donde será el paisaje de nuestras almas donde pintamos el lienzo de lo que fuimos.

 Vivimos un mundo de fugaz vértigo donde nos quemamos mucho para decirnos adiós y nos fundimos de tanto darse con el fuego del amor que nos absorbía sin saberlo para consumirnos, donde las cenizas serán tan diferentes como fuimos nosotros donde todo queda en una distancia lejana con el sólo recuerdo de lo que fuimos y donde nada será lo mismo. Sólo el recuerdo nos acompañará en el valor que le dimos a lo que fuimos y así perdurará en nuestra mente hasta que podamos recordar en esta vida  y hasta que en la eternidad podamos, quizás, coincidir en este amor extraño que no sabe ni conoce sino se vive y se siente con dos almas tan distintas que se fundieron en un recuerdo.

Las distancias del recuerdo


My Funny Baker
Acrílico sobre lienzo
50 x 61


Antes del amanecer (Before Sunrise).

Dirección : Richard Linklater

Protagonistas : Ethan Hawke - Julie Delpy

Año 1995

Montaje video: Silvia Knudsen Hernández

Mario Rey:Escritor y poeta en Sado.